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El cambio de imagen corporativa se hace necesario a medida que los mercados se digitalizan y las audiencias se amplifican, porque para alcanzar metas de rentabilidad cada vez más exigentes es importante mantener relevante el negocio.
Antes de enfocarnos en el por qué y en el cuándo es estratégicamente oportuno un cambio de imagen, definamos “imagen corporativa”. Si simplificamos el concepto, se refiere a la percepción global que tiene el público sobre una determinada marca.
En general, la imagen corporativa es la que ayuda a la marca a relacionarse con su nicho. La imagen, además, tiene que estar estrechamente ligada con la identidad corporativa. Esta última profundiza en los valores y la cultura organizacional.
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Son diversas las razones por las cuales las marcas evolucionan. Habría que destacar que una marca con una imagen corporativa sólida atrae más clientes de calidad. Haciendo la fórmula básica: más clientes, más probabilidades de éxito.
Entendiendo lo anterior, si las marcas no hacen un cambio de imagen corporativa, estratégicamente, corren el riesgo de desconectarse de su público, porque las marcas tienen que ir al ritmo del mercado para mantener su relevancia.
Como mencionamos, las razones para un cambio de imagen o rebranding son diversas. Puede deberse, por ejemplo, a un reposicionamiento de la organización o a la necesidad de abarcar nuevos nichos.
Con los nuevos canales de comunicación con los clientes y prospectos y la tecnología aplicada, las marcas también tienen allí una necesidad de cambio. Demostrar o proyectar estar a la vanguardia tecnológica se hace clave.
Una imagen desactualizada no contribuye en nada al éxito del negocio. Las nuevas audiencias están en búsqueda de transparencia y modernidad y las marcas tienen que atender esa necesidad.
Entre otras razones para evolucionar con un cambio de imagen está la renovación de la cartera de productos o servicios. Igualmente el uso de una nueva herramienta como un software de gestión o la implementación de nuevos procedimientos.
Otra muy común (y obligatoria) se da cuando se ha sufrido una crisis de reputación.
Lo más importante en esa razón para un cambio de imagen es que esté justificado. De ninguna manera se debe concretar si no viene acompañado de un propósito y estrategias para llevarlo adelante.
Uno de los beneficios más significativos de un cambio de imagen corporativa es la reconexión con el público. El cliente fidelizado sentirá atracción por lo novedoso que le ofrece su marca de siempre y el prospecto descubrirá la marca ya renovada.
Con los cambios de imagen corporativa, las marcas demuestran que se esfuerzan por mantener la relevancia; esto, por demostrar que tienen nuevos valores por ofrecer y que están interesados en estar a la vanguardia por y para sus clientes.
Al renovar la imagen también se toma posición en el mercado con respecto a la competencia. Se genera interacción y curiosidad en el entorno, lo que puede ser beneficioso para descubrir nichos o incluso la generación de alianzas.
Un cambio de imagen corporativa refleja la solidez de la marca y su intención de seguir creciendo y evolucionando.
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Si bien es cierto que las “fórmulas exitosas no se cambian”, en el contexto actual una frase como esta no se debe tomar literal.
Renovarse no significa darle una vuelta de 180° a la marca (de no ser necesario). Significa mejorar lo que está bien y readaptar lo que está obsoleto. Incluso, dejar sin efecto formas que no causan el impacto del pasado.
Todo cambio justificado y llevado a cabo bajo parámetros de calidad aportará valor a la marca. Los mercados están en constante evolución y si las marcas no siguen ese ritmo están condenadas a fracasar.
Cambiar a tiempo puede ser la diferencia entre tener un negocio o marca exitosa, a una presente, pero sin oportunidades. Crecer depende de muchos factores y uno de ellos es entender que hay que moverse, no sólo rápido, sino oportunamente.
Importantes marcas han cambiado su imagen, por supuesto, algunos han impactado más que otros. Estas decisiones de empresas, con una reputación mundial, refuerzan la idea de la necesidad de la importancia de renovarse.
Apple es una de esas empresas que constantemente están haciendo un refresh en su imagen. Si bien la manzana mordida sigue estando presente, los colores y las siluetas han evolucionado. Además de la simplificación en la línea de sus productos.
¿Sigue siendo reconocible la “manzanita”? Pero cada vez proyecta más el concepto de vanguardia en tecnología y estética. Apuntando no solo a sus fieles clientes, sino también a las nuevas generaciones.
Instagram es otro ejemplo reciente y mundial. Si bien su ícono sigue siendo reconocible a simple vista, los colores hicieron más actual el concepto de cámara/fotografía.
FedEx, Spotify o Airbnb son otras marcas que eligieron renovar su imagen corporativa y que caló bien en el público. Son imágenes frescas, modernas y que no perdieron la esencia de lo que las hace reconocibles para el público.
Un cambio de imagen corporativa puede traer importantes beneficios para las marcas y negocios. Atraer nuevas audiencias y conquistar otros mercados son algunos de ellos.
Lo más importante antes de hacer el cambio es entender el por qué se está haciendo y si generará el impacto deseado. El cambio debe impulsar la evolución de la marca y mantener su vigencia competitiva en el mercado.
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